La forma en la que las instalaciones industriales operan actualmente está experimentando un cambio radical y parece que un mayor uso de la automatización es una prioridad para muchas empresas. Gracias a esto, es posible impulsar la producción e incrementar los niveles de eficiencia. Sin embargo, adoptar la tecnología de automatización no sólo tiene valor desde una perspectiva comercial. Ahora también se está aplicando a nuestros entornos vital y laboral. Al hacer que los edificios sean más inteligentes, los “inquilinos” se pueden beneficiar de mejoras en comodidad y seguridad y, al mismo tiempo, reducir los gastos de los suministros básicos y la huella de carbono.
El aumento de la confianza en la automatización exige la especificación de la electrónica adecuada. Los componentes empleados para estos propósitos deberán tener todas las características relevantes si desean demostrar su eficacia. Echemos ahora un vistazo a algunas de las áreas clave donde la automatización en los edificios se está volviendo más importante y cuáles son las repercusiones del abastecimiento de componentes.
Redes industriales
Con los equipos utilizados en los centros de producción y las plantas de proceso siendo actualizados o reemplazados para adecuarse a los objetivos de la Industria 4.0, resulta esencial tener acceso a una comunicación de datos más rápida en los edificios. A través de esto, es posible monitorizar en tiempo real la información de los parámetros de rendimiento de las instalaciones, garantizando así una respuesta rápida ante cualquier situación futura.
Los conectores elegidos para este propósito deben soportar velocidades de datos multi-Gbps. También resulta vital que estos conectores sean lo suficientemente robustos para hacer frente a los entornos adversos donde rinden durante un periodo prolongado. Cualquier riesgo de fallo podría ser muy problemático porque podría provocar el cese de la producción mientras se repara el equipo y se sustituyen los componentes defectuosos.
En un entorno industrial, es probable que los componentes estén sujetos a fuertes golpes y vibraciones, debido a los continuos movimientos de la maquinaria pesada presente en las instalaciones. La exposición a temperaturas extremas, interferencia electromagnética (EMI) e interferencia de radiofrecuencia (RFI) es otra de las “preocupaciones”. Además, los componentes seleccionados para dicho trabajo tienen que ser compactos al estar limitado el espacio disponible en los diseños de los equipos en los que se colocarán.
Como es posible que sea necesario realizar una conexión ciega, los pares de conectores deberían contar con características que impidan que se dañen por errores de emparejamiento. Los mecanismos de retención también resultan necesarios para evitar que se suelte el cableado. En algunas situaciones, se “sacrificará” el hardware para poder proteger el resto del sistema, por lo que se empleará un enfoque intermedio para minimizar el impacto.
La serie Harwin Archer Kontrol (Figura 1) ya forma parte de los diseños de sistemas industriales modernos donde el espacio es limitado, particularmente en controles y equipos de registro de datos. Estos conectores de tarjeta a tarjeta (BTB) de montaje superficial tiene un paso de 1,27 mm. Soportan velocidades de datos de 3 Gbps, en línea con los requisitos de redes Ethernet. El diseño de contacto de haz dual implica que la interconexión se mantiene incluso cuando se expone a vibraciones de 20G. Además, es posible transportar corrientes de hasta 1,2 A en cada contacto. Estos modelos tienen una figura de resistencia de quinientos ciclos de unión. La inclusión de mecanismos de polarización ayuda con una conexión ciega, mientras que las carcasas cubiertas protegen ante daños de contacto potenciales.
Con un paso de 0,8 mm y una altura de apilado de 5 mm, los conectores mezzanine Archer .8 (Figura 2) están optimizados para despliegues de todavía mayor densidad, como sistemas edge computing industriales e infraestructura de servidor. Capaz de soportar velocidades de datos de 24 Gbps, se puede utilizar a la hora de fijar las tarjetas hijas en las placas madre. Estos conectores con distribución de doble fila pueden rendir con hasta 120 pines y cada contacto posee un acabado en oro para ayudar a incrementar la durabilidad mecánica. Con estos detalles, cubre el rango de temperatura operativa de -40 a +125 °C.