Artículo sacado de Ingeniería Eléctrica Explicada
La calidad de un cable de transmisión eléctrica determina la seguridad, vida útil y buen funcionamiento del sistema eléctrico. Un buen cable evita graves trastornos para el instalador, estos trastornos pueden ser la falla intermitente de algún equipo (incluso quemarlo) o llegar al incendio de la instalación y comprometer vidas humanas.
Por eso nunca se hará suficiente énfasis en la obligación de elegir un cable que cumpla con las condiciones de norma y evitar cables de menor costo pero que no tienen suficiente aislación o suficiente cobre.
Cuando el cable es muy malo es fácil de identificar porque, por lo general, sus defectos saltan a simple vista. Por ejemplo, el conductor de cobre está muy descentrado y, por lo tanto, el espesor de aislación es más delgado en un punto que en el otro. Como suelen tener menos cantidad de cobre o de metros, si uno compara el peso del rollo malo con un rollo de cable bueno verá la diferencia de la cantidad de cobre reflejada en la diferencia de peso.
Otros parámetros que se pueden verificar simplemente pelando una punta del cable son que los alambres constitutivos no sean muy duros y quebradizos (mal recocidos), que ningún alambre tenga color violáceo. Esto hace que el cable sea poco flexible y le quita conductividad o que los alambres estén cableados (retorcidos entre sí) con un paso no muy largo. Si la cuerda no está cableada (retorcida) o lo está con un paso muy largo, el cable es poco flexible.
Puede suceder que el cable no sea muy malo pero no cumpla con las exigencias de norma o sea que, por ejemplo, el valor de resistencia eléctrica esté un poco por debajo de la de norma, o que el conductor esté centrado pero el espesor de aislación sea inferior al indicado por la norma. Estas desviaciones son imposibles de detectar a simple vista pero podemos disminuir considerablemente la probabilidad de encontrarlas si elegimos un cable normalizado en el cual el instituto certificador realizó los correspondientes controles eléctricos y de seguridad.
Muchas veces, los cables parecen a simple vista iguales pero en realidad no lo son. Hay que tener en cuenta que los materiales aislantes recuperados se ven igual que los aislantes nuevos. Pero un aislante, para cumplir con los requisitos de norma y lograr conservar sus propiedades durante más de 20 años, debe cumplir con una serie de ensayos muy rigurosos que no cumplen los aislantes recuperados a pesar de que exteriormente parezcan iguales.
Entre estos ensayos se encuentran los de estiramiento, en el que el material aislante debe resistir una determinada fuerza antes de romperse y debe ser elástico. Esto se ensaya con máquinas de tracción que estiran el aislante y le miden sus propiedades mecánicas.
También se realizan las pruebas de envejecimiento, en donde los aislantes son colocados en estufas y luego ensayados mecánicamente para ver como varían sus propiedades con el tiempo.
En tercer lugar, también se puede probar con el Aislamiento. A los aislantes se les prueba su poder de aislamiento sumergiéndolos en agua y aplicándoles una tensión muy superior a la normal de trabajo para ver hasta que valores son capaces de soportar sin perforarse.
Un aislante recuperado no cumple con ninguno de estos ensayos, es quebradizo, poco flexible y al poco tiempo pierde sus propiedades aislantes y se perfora, provocando cortocircuitos y pérdidas en el sistema eléctrico.